Ayer tuviste un sueño. Un buen sueño. No soñaste nada espectacular, sólamente un día de tu vida. Sí, en tu sueño te despertabas como si fuera la realidad. Antes de levantarte te desperezaste y estiraste tus brazos y piernas. Un buen ser humano necesita poner en orden todo su cuerpo para enfrentarse al día.